Colecho. Dormir o no dormir, e ahí el dilema.

Escrito por - octubre 08, 2018

Dormir, qué bien suena, dormir... cierra los ojos y repite conmigo DORMIRRRR... así, alargando la "R". Entro en trance solo de pensarlo.

Cuando tienes un bebé puedes echar de menos muchas cosas como salir más con tus amigos (por la noche), viajar, tener más tiempo para ti, ir al cine, tomarte una copa o mantener una conversación en la que no aparezca la palabra caca, pañal o dame la gasita que ha vomitado otra vez. Todo esto parece muy apetitoso pero en realidad son boberías, cuando tienes un hijo lo que en realidad echas de menos es: DORMIR. Y ya no dormir a pierna suelta toda la noche, te conformas con poder dormir durante 3 horas seguidas sin interrupciones o despertares inesperados.

Recuerdo las primeras noches con Luca en casa, ese miedo a que deje de respirar si no lo miras es tan real como la vida misma. Así que ahí me encontraba yo, cansada y al límite de mis fuerzas pero con los ojos como platos a las 3 de la mañana observando a mi bebé dormir. Y eso que yo fui de las afortunadas, mi hijo respetaba las noches como un santo, con sus más y sus menos pero las pasaba tranquilo. Otra historia es como lo lleva el padre, en una ocasión Samuel saltó de la cama literalmente por que pensaba que iba a chafar a nuestro hijo, cada uno lleva el instinto protector a su una manera. Desde el principio eso de dormir los 3 en el mismo colchón no lo llevamos bien. Nunca entró en mis planes hacer colecho pero tampoco lo descartaba si con eso conseguíamos dormir.

colecho suave california
Foto @raulbarrero
Antes de seguir y por si alguien no conoce es término "colecho" vamos a hablar un poco de qué significa. ¿Qué es hacer colecho?, pues según la Real Academia Española de la lengua... vaya, no existe colecho en la RAE, empezamos bien. Tiraremos de wikipedia, "El colecho o cama familiar es una práctica en la que bebés o niños pequeños duermen con uno o los dos progenitores. Es una práctica normal en muchas partes del mundo. El colecho puede ser practicado en la misma cama, en camas continuas o, cama y cuna unidas." Vamos, dormir juntos de toda la vida. En esto hay debate. Hay quien está a favor y quien está en contra. De hecho, y como en todo en esta vida, existen aspectos positivos  e inconvenientes de esta práctica.

Aspectos positivos:
  • Favorece la instauración y mantenimiento de la lactancia materna y facilita las tomas nocturnas.
  • Aumenta los episodios de sueño REM, lo que disminuye o corrige los episodios de apnea del sueño, peligrosos para el bebé.
  • Reduce el riesgo de que el bebé sufra hipoglucemia.
  • Disminuye la frecuencia y duración del llanto del bebé.
  • El bebé se duerme más fácilmente, incluso en los despertares nocturnos.
  • Sincroniza los ciclos de sueño de la madre y el bebé.
  • Potencia el vínculo afectivo entre padres e hijos.
  • Disminuye el riesgo de muerte súbita (SMSL). James McKenna, antropólogo de la Universidad de Pomona, ha estudiado el SMSL en diversas culturas concluyendo que el riesgo es hasta diez veces mayor en las culturas en las que los niños no comparten lecho con los padres. Si el colecho reduce los episodios de apnea del sueño, el riesgo de SMSL disminuye. Aunque este tema está aún bajo investigación, se recomienda que las madres y padres fumadores  no duerman con bebés de menos de tres meses por aumentar el riesgo de muerte súbita.
  • Las teorías partidarias afirman que el colecho favorece el bienestar del bebé, su desarrollo neuronal y la capacidad de respuestas adecuadas ante situaciones de estrés, así como el desarrollo de la autoestima del infante, y posterior autonomía personal.

Inconvenientes:
  • Riesgos de asfixia, especialmente en bebés que no son amamantados.
  • En el caso de bebés prematuros y/o de un peso inferior a 2.500 gramos se incrementan los riesgos del colecho.
  • Algunos padres duermen peor cuando duermen con un bebé, sobre todo por los mecanismos de alarma.
  • Asociación estrecha de sueño y presencia de los padres, lo que puede dificultar conciliar el sueño del niño en siestas y a la hora de irse a dormir sin los padres.
  • La vida de pareja se podría resentir.
  • Algunas hipótesis contrarias al colecho afirman que los niños que practican colecho más allá del año se muestran más dependientes de sus padres y tienen una personalidad menos madura.También pueden presentar problemas de socialización, añaden. No se han realizado a día de hoy estudios que lo verifiquen.
  • A contrario de los efectos positivos mencionados en relación a la muerte súbita, otras autoridades médicas afirman que el colecho podría aumentar el riesgo de muerte súbita, por lo que aconsejan compartir con el infante la habitación, pero no la misma cama.

Ahí queda eso. Supongo que depende del bando en el que estés lo verás favorable o peligroso. Yo no me considero abanderada de ningún grupo, bueno sí del de el sentido común. De hecho a veces hacemos colecho y a veces no, y por nada en especial, cuestión de necesidad más bien.

Durante el embarazo leí varios libros por aquello de "prepararme para ser madre" (qué ilusa) aunque sí que recopilé información que me sirvió de ayuda después. En el libro "Lo mejor de nuestras vidas" de @luciamipediatra nombraba que el colecho podía ser peligroso por poner al bebé en riesgo de asfixia. Dile tú a una recién mamá eso y verás el caso que le hace a los aspectos positivos del colecho. Por lo menos eso es lo que me pasó a mí. Aun así en mi necesidad de saber qué era lo mejor hice una pequeña investigación de lo que hacían mis allegados. La conclusión, que todo el mundo hacía lo que "podía" o le dejaba el bebé con tal de dormir. Algunos dormían en la cama con el bebé, otros dejaban al bebé en la cuna, alguna mamá dormía con el bebé en una habitación y el papá en otra. Todas las combinaciones posibles. Yo como siempre anticipándome a lo peor, en este caso opté por esperar a que llegara Luca y luego "ya veremos".

Cuando llega el "ya veremos" te das cuenta de que todo lo que habías imaginado se va al garete. Vas un poco sobre la marcha mientras puedes y dejando las decisiones para cuando te sientas fuerte. Nosotros compramos una minicuna que se podía acoplar a la cama para no tener que moverme mucho y así hacer una especie de colecho pero respetando el espacio de cada uno. Tengo que decir que lo de pasar a Luca a su cuna mientras le daba el pecho por la noche para mí fue inviable. Entre toma y toma me dormía yo o se dormía él y al pasarlo lo despertaba y vuelta a empezar. Fueron unos meses duros en los que temía el momento de ir a dormir porque me las pasaba en vela. Contaba los minutos para que se hiciera de día y así poder saltar de la cama. Afortunadamente todo cambió cuando decidimos darle biberón por la noche. (Las razones de esta decisión te las cuento en el post "Lactancia mixta, no eres una madre de segunda"). 
Samuel y yo comenzamos a compartir las tomas y cambios de pañal que pronto se convertirían en un solo despertar. Luca solo se despertaba para comer una vez en mitad de la noche (normalmente) así que lo acostábamos en su minicuna pegada a la cama, cerquita de nosotros pero sin miedo a asfixiarlo o darle algún golpe sin querer. Esta fue nuestra exitosa fórmula para dormir hasta que cumplió los 5 meses, de repente  ya no cabía en la minicuna, ¿pero en qué momento ha crecido tanto este niño?.

colecho suave california

Llegó la hora de dar el salto a la cuna y a su habitación, ya que en la nuestra no cabía. Era eso o pasarlo a nuestra cama. 
Yo me debatía en un sin fin de dudas y emociones, por una parte con cinco meses era muy bebé para dormir solo en su cuarto, pero por otro lado en realidad ya estaba durmiendo solo en su minicuna. 

Desde fuera parece fácil tomar una decisión, pero para nosotros que nuestro bebé durmiera a una puerta de distancia se convertía en una situación llena de peligros insospechados. Se te pasan por la cabeza historias como: y si entran en casa y se lo llevan y no me entero, y si hay un bicho en su cuna y le pica y no lo veo, y si se da la vuelta y se agobia y no me despierto, y si tiene frío, y si tiene calor... uffff la mente a mil por hora. Vamos, puro y duro instinto de protección heredado y programado genéticamente de cuando vivíamos en las cuevas y un lobo se lo podía llevar a media noche. 

Analizando un poco esta situación, ni vivimos en una cueva, ni hay lobos, y de una mosca que le toque la cara a cuatro metros de distancia me despierto así que por qué no intentarlo. 

Sí, durmió en su habitación, vigilado por una cámara con el volumen bien alto, que por cierto es de todos los regalos el que mejor hemos amortizado sin duda alguna. La primera noche te das cuenta de que todos esos miedos son eso, miedos que no son reales, tu bebé ni ha notado que está en otra habitación y tú no lo quieres menos por dormir con tu marido en tu cama los dos solos. He oído a otras madres decir que eso es "abandonar a tu hijo como a un perro", qué frase tan horrible en todos los sentidos. Ni creo que mi hijo se sienta abandonado ni creo que dormir en mi cama le vaya a influir en su futuro como "la salvación a todos los males". Mi hijo si se despierta por la noche se sabe dormir solo y no me necesita porque se siente seguro y a salvo. Y cuando me necesita me llama, antes llorando y ahora con un "mamá" tranquilo, sentadito en su cama por que sabe que yo estoy a 9 pasos de distancia exactos para consolarlo, darle agua o llevármelo a dormir conmigo si es lo que necesita en ese momento.

Con el relato de mi experiencia no quiero decir que esté en contra del colecho ni muchísimo menos, lo que estoy en contra es de las modas impuestas a sí o sí , de la obligación a estar a favor o en contra siempre de algo, o de tener que justificarte hasta de por qué duermes como duermes. Si algo he aprendido desde que soy madre es a aceptar las cosas tal y como vienen, te puedes hacer un planing exquisito de como va a ser tu vida: no le daré tablet ni móvil hasta los 18, no habrá tv para comer, la ropa de tejido orgánico, siempre un cuento antes de dormir, el mc donals ni lo pisa, la nocilla ni olerla (pero yo me la comeré a escondidas), no lo meteré nunca en mi cama o dormirá conmigo hasta que quiera... Tú, si eres madre o padre y me estás leyendo, vamos a reírnos todos juntos por que ya sabes lo que pasa, ¿verdad?, que donde dije digo ahora digo Diego. No sé la de veces que he repetido esta frase con mis amigos "me trago mis palabras". 
Ser padre es vivir a veces en el mundo al revés, llegas a perder el norte en el intento de hacer siempre lo correcto para que el día de mañana no tenga repercusiones negativas en el comportamiento de tu hijo, en su salud, en su felicidad, en su autoestima. Como si lo pudiéramos salvar de todo lo malo con nuestros gestos, nuestras palabras, nuestras caricias infinitas. 

Creo firmemente y en lo que lucho cada día es en enseñar a mi hijo a aceptar que habrá problemas pero que siempre habrá alguna solución, yo te enseñaré a saber encontrarla, en que habrá dolor y miedos, yo te ayudaré a que seas fuerte para poder reponerte, a que el mundo no es lo que nos gustaría que fuese, yo te enseñaré a que hay que trabajar duro para conseguir cambiar las cosas.

Después de esto seguir hablando de colecho sí, o colecho no, parece hasta ridículo ¿verdad?, eso pretendía. No creo que sea tan importante seguir una orientación u otra, lo que creo es que hay que seguir tu instinto y sobretodo cubrir tu necesidad de dormir. Si dormís bien todos juntos, ideal!! que dormís bien cada uno en vuestra cama, estupendo!! ninguna situación es un problema en sí hasta que molesta a alguien, sólo en ese momento es cuando habrá que tomar medidas para cambiar lo que haya que cambiar. Y si nosotros solos no podemos hay profesionales que nos pueden ayudar para cambiar esto. Para un psicólogo infantil este tema es el pan de cada día, no hay por qué tener reparos en acudir a una consulta para mejorar la calidad de vida de toda la familia, y por qué no decirlo: dormir a pierna suelta.

Así que, tanto si te hayas en el lado de los que duermen (enhorabuena, niño que come y duerme igual a regalazo del universo), como en el que no (esto es temporal, al final todos duermen y siempre nos queda acudir a quien nos ayude en esto), te felicito por hacerlo donde te dé la real gana y con quien tú quieras, solo, en pareja, tríos, cuartetos y hasta donde dé de sí el colchón, y a vivir que son dos días!! y sobre todo a dormir, DORMIRRRRRRR, ya sabes, alargando la R.

Besos,
Vanesa.

You May Also Like

1 comentarios

  1. Y qué bien que lo explicas todo. Y punto. Y sí, porque esta sociedad actual es como una batalla eterna entre lo que es o no correcto, o normal. ¿Pero correcto en qué sentido? Y no hablemos de lo "normal", que como psicólogas ya sabemos que eso está de más.

    Tengo dos experiencias con bebés como ya sabes, y de momento, me rijo por los "dedos de frente", que fue lo que al final, como tú, me funcionó con Roberto, el mayor.

    Con el mayor, pues me río, porque nos pasó igual, al menos a mí, que me pasaba las noches (y los días) contemplándolo dormir, por un lado, porque qué bonito que era este bebé, que fíjate, era mío. Y por otro, porque oh madre mía que no está respirando.

    Empecé con una mini cuna clásica, que fue lo peor, porque cada vez que le tenía que dar pecho me tocaba incorporarme, sacarlo, meterlo en mi cama... en fin. Eso sin contar que al principio de todo, eso de dar las tomas de la noche, con pezoneras y sin saber cómo, fue una odisea.

    Como eso de la mini cuna fue un rollo, y entre toma y toma nos quedábamos roncando, opté por dejarlo en la cama entre medias (que a todo eso, dormía, pero con un ojo abierto, con el brazo estirado para que Emilio no le diera por girarse y chafarlo, que a todo esto, él se quedaba en el borde a punto de caer por si lo chafaba).

    Cuando creció algo más, le pusimos la cuna más grande, y opté por quitarle una de las barandillas para acoplarla a la cama, así cada uno tenía su espacio y nos teníamos a mano.

    El tema de pasarlo a su cuarto se complicó, porque nos pilló en medio de una reforma al compararnos el piso, así que, viviendo en casa de los abuelos, todos juntos y revueltos, se pasó otros 9 meses casi en su cuna durmiendo a mi lado.

    Ya en nuestra nueva casa, no hubo problemas, el nene estaba súper contento con su nueva habitación que él había ayudado a decorar, así que la acogida de dormir en su cama, muy bien. Eso sí, las primeras semanas me sentía rara, algo culpable porque mírame, yo aquí en mi cama, acompañada y él solito. Y luego que si frío, que si calor...

    Con el segundo me ahorré tiempo en pruebas y en reproches. Nos compramos una cuna de colecho. A veces duerme en ella y otras, depende del cansancio, duerme más en la cama con nosotros. De momento todo bien. Bueno, a veces la cosa se pone hasta "divertida", porque el mayor se desvela, viene a nuestra y me dice, mamá, déjame entrar. Y entra.

    Esta misma noche, ahí estaba yo, con el bebé en un lado, el grande al otro y Emilio en el borde de la cama. Teta fuera por supuesto. Estrecha, con dolor de espalda, sin dormir muy bien pero en el fondo más ancha que larga de ver lo que tenemos. ¿Cuánto nos queda de disfrutar de nuestros niños apegaditos a nosotros? Pues francamente, no mucho, crecen muy deprisa.

    Así que pienso, que deberíamos calentarnos menos la cabeza, y disfrutar más de los pequeños momentos, que aunque puedan ser incómodos o agobiantes a veces, siempre tienen un trocito enorme de felicidad, en cuanto a hijos se refiere.

    Tengo que decirte que estoy de acuerdo contigo, y no porque estés a favor o en contra de "algo", si no por estar de acuerdo con todo en general. Porque el término medio en la crianza, creo que en ocasiones es la mejor opción. Y los dos dedos de frente.

    Una entrada, sin duda, personal y práctica, porque si hay alguna familia primeriza que te lee, estoy segura que de les transmites mucha calma y sosiego, que creo que es lo que en esos momentos se necesita.

    ¡Esperando al siguiente lunes y ver que nos traes!

    ResponderEliminar