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Suave California


  •   “A lo mejor es que tu leche no vale”.
  •  “Estás muy delgada, si no tienes grasa, cómo vas a alimentar al niño.”
  •  “Tendrás que volver a tomar leche de vaca a ver si así te sube más leche.”
  •  “Eso es que estás poco tiempo con él al pecho.”
  •  “No no, no puedes estar todo el día con él al pecho, a los 20 minutos te lo quitas que si no se mal acostumbra.”

¿Cómo se te queda el cuerpo después de leer estas “lindezas”? Pues imagínate a mí cuando las tuve que escuchar recién parida y con mi bebé que a penas cogía el peso para no salirse del percentil oportuno. Mi entrada en la maternidad no fue una entrada triunfal, si recuerdas ya te lo conté en el post La maternidad solo suma, pues a mí no me salen las cuentas. Ya en el hospital empecé a darme cuenta de que no todo era como yo esperaba, oyes cosas de gente que no ha podido amamantar a su hijo por diversas causas pero tú piensas “no, eso a mí no me va a pasar” que por otra parte es un pensamiento positivo que en la mayoría de ocasiones funciona y te protege. Pero a veces, sólo a veces, te toca a ti.


Foto @raulbarrero


 Estando embarazada mucha gente te pregunta, más bien retóricamente “le darás pecho no?” a lo que siempre contestaba “pues no lo sé, mi intención es la de darle pero ya veremos”, ya veremos… plural, inconscientemente ya vas viendo que la lactancia es cosa de dos. Ahora sé que Luca tiene la mejor mamá que puede tener porque nadie más lo quiere como lo quiero yo, pero no siempre lo sentí así. Recuerdo las primeras veces que intenté darle de mamar en el hospital, nunca me había sentido tan patosa, ¡no sabía ni cogerlo en brazos! Lo intentaba una y otra vez y solo conseguía ponernos más nerviosos los dos. Luca no consiguió engancharse a mi pezón y yo no notaba ninguna subida de leche, aunque tampoco sabía lo que debía notar, sólo recordaba las palabras de mi madre “hija tranquila que cuando te suba la leche lo notarás” y tanto que se nota.
Cuando la enfermera entró con un biberón minúsculo entre las manos se me cayó el alma a los pies. “No sirvo” “todas pueden y yo no” “se va a acostumbrar al biberón”. Culpabilidad en todas las extensiones de la palabra, vacío y un “esto me queda grande” así todo junto mezclado con la fiesta hormonal, casi nada. Pero aun sintiendo que no estás bien, lo intentas y lo intentas hasta que ya no puedes por el dolor. No importa, entran en escena mis amadas y odiadas “pezoneras”. Usé varias hasta encontrar las que mejor se acoplaban a los dos.  Y así, entre biberones y pezoneras llegamos a casa. Es al acostarme para descansar un momento cuanto “pam!!” escalofríos y sensación de fiebre, noto mucha presión en los pechos y me acuerdo de mi madre, que para no variar no se equivocó. Parece que todo se va estabilizando, y gracias a las pezoneras Luca se engancha bien y yo voy soportando mejor el dolor. Pasan los días y las revisiones, parece que lo estamos consiguiendo, a medias. A pesar de que nos pasamos horas enganchados Luca no consigue alcanzar el peso que se considera normal.
Empieza la movilización. Búsquedas por Internet, consultas en foros de lactancia, telefonazos a amigas mamás, peguntas al pediatra (público y privado), enfermeras, matronas, etc. Ya te puedes imaginar, horas sentada en un sofá y móvil en mano dan para mucho. ¿Sabes cual fue la respuesta a mis preguntas? Pues algunas las has leído al comenzar el post. Todo un conjunto de consejos y recomendaciones contradictorios entre sí. Debo reconocer que algunos consejos para continuar la lactancia materna eran muy válidos y los llegué a poner en práctica pero no funcionaron y yo no estaba como para perder el tiempo, mi niño no engordaba. Ahora entiendo a mi madre lo insistente que era para que yo comiera, cuando eres madre se te activa un gen que hace que nada más en el mundo importe más que tu niño coma. Esto es así, puro y duro instinto animal de supervivencia. ¿Y ahora qué? Qué hacemos, mamá y papá primerizos y te dicen que tu niño no pesa lo suficiente y tú no sabes que más hacer… Pues tirar de sentido común amiga.


Foto @raulbarrero


Por mi experiencia profesional y mi formación he llegado a la conclusión de que no siempre hay una respuesta válida para todo el mundo. Existen muchas orientaciones, unas más naturales otras más estrictas y guiadas, ¿cual es la mejor?, pues depende de para qué y para quién. Tengo muy claro que la lactancia materna es lo mejor, de eso no hay duda. Pero si llegado el momento tengo que darle a mi hijo un aporte extra de alimento lo haré. He llegado a tener grabado tan a fuego “la leche materna es lo mejor” que reconozco haber dejado llorar a mi bebe con tal de no darle biberón. En el fondo sabía que era hambre pero no me quería sentir “una madre de segunda”. Porque eso me hacía sentir cada comentario, cada mirada por encima del hombro, cada lloro y cada intento fallido.
Por suerte Luca tiene un padre más práctico y menos reflexivo que su madre. “Si crees que tiene hambre le damos un biberón”, ¿en serio?, después de pasarme días leyendo las crisis de lactancia, preguntando en foros y acudiendo a consultas va Samuel  y llega con la frase con más sentido que había escuchado. Él no se sentía como yo en la “obligación” de alimentar a Luca simplemente por ley física, los pechos los tengo yo. Pero quizás ahí esta la clave para ver las cosas con más claridad. Empezamos así con la lactancia mixta, bajo la supervisión del  pediatra íbamos introduciendo algún biberón por la noche, así yo podía descansar mejor al turnarnos. El peso de Luca comenzó a normalizarse y yo a estar más tranquila. Pasaron las semanas y la lactancia por el día nos empezó a ir genial, las tomas eran más eficientes e incluso dejamos las pezoneras!! Habíamos dado con la fórmula que mejor se adaptaba a nosotros.
Ahora, a toro pasado lo veo todo con más claridad y personalmente tengo claro que lo hice bien. Conozco a madres que no dan el pecho  a sus hijos y las veo como intentan justificarse dándote los motivos de porqué su hijo toma leche de fórmula. Y las entiendo, en este mundo de la maternidad hay creada toda una fachada de, permíteme la palabra, “postureo” en el que el ejemplo a seguir es el de la madre perfecta con su casa a lo catálogo de Ikea, con todos los juguetes de madera, sin televisión y sin una mota de polvo, con un niño rollizo llevado aireadamente en un pañuelo de porteo (ergonómico, eso sí) y dando pecho hasta los 3 años. Según esta definición de madre 10, es decir madre de primera, nos quedamos muchas fuera del cuadro, la mayoría diría yo, que sufren de críticas por no hacer lo que está bien aceptado. Críticas que se sueltan al aire para quién las quiera oir, y tú, mamá reciente y echa polvo por lo que se te ha venido encima y no esperabas, las coges a manos llenas sinténdote una madre de “segunda”. Críticas ¿sabes de quien?, pues de otras madres.
Hay ocasiones en las que en lugar de apoyarnos o simplemente escuchar y no juzgar, nos lanzamos a aconsejar lo que tienen que hacer los demás, como si lo que a ti te vino bien necesariamente me va a funcionar a mí. Mi intención con el post de hoy es precisamente todo lo contrario, te he contado mi experiencia, que es sólo mía, puede que me esté leyendo alguna mami primeriza y se sienta reflejada o puede que no, y ahí esta lo maravilloso, en que cada uno tiene su propia historia y su propia fórmula para solucionar sus problemas.


Foto @raulbarrero


Antes de irme, y como ya se está convirtiendo en costumbre, me gustaría compartir una lista de cosas que me hubiera gustado decirme a mi "yo lactante" hace un par de años atrás. Descubrí que en este mundo de “teta fuera”  existían hechos y artilugios que no me había planteado o ni siquiera sabía que estaban ahí y te facilitan la existencia:
. Abre tu armario, ya? Vale, pues ahora vuélvelo a cerrar por que no tienes nada que ponerte. Vienes de un embarazo deseando vestirte como una persona normal, pero es que las personas normales no se tienen que sacar la teta a todas horas y donde te pille así que vestidos, jerseis entallados, y todo lo que se salga de unos vaqueros cómodos, camisas o sudaderas tendrán que esperar. Algo que descubrí gracias a una amiga fueron las camisetas interiores de lactancia. Si te pilla el invierno son muy prácticas para no ir enseñando la “riñonera” a todo el mundo. Yo las compraba en HM y van genial. (Te dejo el enlace aquí)
. Sujetadores de lactancia. Lo más cómodo para no estrangularte el pecho y no ir haciendo malabares para desabrochártelo por detrás mientras tienes al bebé en brazos. Yo ya conocía que existían pero no dónde comprarlos sin pagar un dineral. En Oysho los hay que están muy bien y los puedes comprar por la web (sin encaje por dentro eso sí, te va a molestar).
. Discos de lacatancia, (esto ya depende de cada caso) pero si no te los pones para dormir te vas a despertar cual central lechera asturiana, empapando hasta el colchón.
. Blogs y grupos de lactancia. Mi amiga Tanya me aconsejó visitar albalactanciamaterna.org para informarme de las crisis de lactancia y alguna que otra pauta. Soy de las que prefiero ir al pediatra antes te mirar en Internet pero si decides hacerlo para buscar información esta página está muy bien explicadita para primerizas.
. “Lo mejor de nuestras vidas” de "Lucía mi pediatra". De obligada lectura mientras das el pecho o el bibe.
. Y por último, pon Netflix en tu vida. Amiga te vas a pasar horas en el sofá de tu casa sin más que hacer que darle al coco. Todo un mundo de series top te está esperando en tu pantalla, como ya te dije en otro post, siempre nos quejamos de no poder estar en casa y ver una serie tranquila, pues ahora es el momento, te aseguro que en unos meses solo escucharás que Mery tenía un corderito y que el patio de mi casa es particular. Aprovecha!!

Igual tú fuiste de las afortunadas que pudiste amamantar sin problemas, enhorabuena menudo regalo. Puede que fueras de las que tuviste o quisiste darle leche de fórmula, enhorabuena también, pudiste compartir ese momento con tu pareja y hacerlo más llevadero. Para mí es precioso compartir sin obligar a seguir tu ejemplo, vamos a tomarnos la vida más "slow" y centrarnos en lo bueno que tenemos, que seguro que es mucho. Vivir más el momento, disfrutar de cada cosquilleo, cada mirada de tu bebé, cada abrazo que le ofreces, el olor, por Dios el OLOR a bebé que pronto desaparecerá pero que recordarás toda la vida. Todo pasa tan rápido que debemos estar alerta para coger cada momento y saborearlo, no lo dejes escapar.

Hasta la semana que viene,
Besos,

Vanesa.
septiembre 17, 2018 8 comentarios
Me gustaría haber titulado esta entrada así: “Cómo viajar en furgo con un niño y no morir en el intento”, de hecho no lo descarto para futuras entradas. No he querido parecer tremendista, como mi marido diría “eres demasiado delicada”, pues sí, lo soy, y creo que el mundo está lleno de gente como yo que necesita saber que hay posibilidades detrás de la comodidad de los hoteles a la hora de viajar. Porque este mundo “vantravelero” tiene su aquel y cada vez más gente se anima a echarse a la carretera en busca de aventura. Vivimos rodeados de comodidades y nos cansamos hasta de la manera de viajar, tiene gracia la cosa. 
Nos dejamos seducir por las puestas de sol cálidas dentro de una furgo tapados con una manta de tonos étnicos a la luz de las velas, con una decoración nórdica donde no faltan los muebles de madera, los cojines vintage y hasta plantas colgadas del techo. He llegado hasta cansarme de ver imágenes de este tipo, muy Pinterest todo. Antes de tener la California me imaginaba que nuestros viajes serían así, y no es que todo sea muerte y destrucción (por Diós que a mí me encanta ir en furgo) lo que digo es que si tienes las puertas abiertas de la furgoneta te entran mosquitos, las plantas colgadas del techo se romperían en marcha y por favor, ¿dónde metes todo ese atrezo?, ley número uno del manual furgonetero: menos es más, el espacio es oro, si no hay espacio para llevarme el secador de pelo mucho menos para la cafetera de la abuela que es preciosa para la foto pero me apaña más la italiana de toda la vida.


Dicho esto, que solo con la introducción ya me tiraría una hora hablando, te cuento lo que has venido a leer, nuestro viaje en furgo de estas vacaciones. Decidimos pasar unos días por Pirineos y luego bajar hasta la costa de Tarragona algunos días más en busca de playa y sol.
Cafecito y al lío!

Primera parada: PIRIENEO CATALÁN.




Escogimos esta zona porque no queda lejos de Andorra y hay varios campings dentro de un entorno digno de visitar, el Parque natural de Aigës Tortes, Lleida. A nosotros nos encanta la montaña y queremos transmitir nuestro amor por la naturaleza a Luca. Estaba deseando enseñarle donde viven en realidad los pájaros (ya que está acostumbrado a ver a “Kike” el canario de su clase en una jaula), perseguir a los bichitos y oler las flores silvestres.  Algo de la maternidad que me encanta es ver el mundo a través de los ojos de mi hijo, creo que no hay un momento más empático que este en la vida. Intentar sorprenderte con él, volver a tocar el barro, a tirarte por la hierba o arrugarte como una pasa en la piscina con tal de verle la cara de ilusión y sorpresa al experimentar cosas nuevas. Es una pena que no lo podamos hacer más a menudo. De manera que aquí en plena naturaleza hemos disfrutado de lo lindo.




Nos quedamos en un camping ubicado justo enfrente del Lago de La Torrasa y a pocos kilómetros del Lago de San Mauricio. Durante tres días dimos largos paseos bordeando las aguas cristalinas del lago. Los caminos están muy bien para ir con carro (deportivo eso sí), y están llenos de miradores para observar a los pájaros o ver como saltan las truchas en el río. Como curiosidad, puedes visitar viejos bunkers excavados bajo tierra que se usaban en la guerra civil. Si te va el deporte y la aventura también hay una zona en el lago donde hacer este tipo de actividades como kayac, canoa, escalada, etc.


Si te soy sincera, irnos los tres solos tan lejos de casa a un sitio que no conocíamos me daba un poco de miedo al no saber cómo iba a reaccionar Luca. Un niño tan pequeño sacado de su rutina y de su entorno tantos días puede ser una bomba de relojería y contábamos con la posibilidad de tener que recoger antes de lo planeado. Pero no fue así, es más, fue todo lo contrario. En la furgo Luca tiene pocos juguetes (otra vez, el espacio), y son “los de la furgo” para evitar que se sacie de ellos en casa. Nada más llegar al camping me sorprendió como cogió un cochecito y se tiró más de media hora haciendo el rum rum por encima de sillas, piedras, mesas, piernas de mamá… Media hora! Esto en casa es impensable. 

Algo de lo que me he dado cuenta es el efecto tranquilizador de la naturaleza no solo para nosotros, también para los niños. Juegan más sosegados y disfrutan más del momento sin tanta tecnología, ni horarios, ni prisas. Nos hemos pasado largos ratos buscando babosas, soplando dientes de león y haciendo montañitas con las piedras. Hemos disfrutado muchísimo del tiempo con él y él con nosotros.

Ahora bien, no todo es de color de rosa. Recordemos que estamos en Pirineos y aunque sea verano por la noche refresca y bastante. Y si además le sumamos tormenta, pasar la tarde noche dentro de la furgo sin poder salir con uno niño tan pequeño se puede convertir un todo un reto para la imaginación. Para estos casos y cuando los cuentos ya no entretienen viene bien tener una pantallita de televisión donde poder poner pelis y verlas juntos debajo de la manta (elige Luca por supuesto).

Y hablando de que no todo es de color de rosa creo que voy a inaugurar una nueva sección en el blog de: Secretos de belleza furgoneteros!!. Y es que siguiendo a otras chicas que van en furgo voy recopilando truquillos para cuando viajas y no te puedes llevar todos los potingues que te gustaría. En esta ocasión probé un exfoliante corporal hecho con los restos del café de la mañana. Los mezclas con un poco de jabón y masajeas bien por cara y cuerpo en la ducha. Además de tener un resultado de 10, consigues ambientar los aseos del camping con un olor a café recién hecho de lo más apetecible. Luego hidratar bien la piel y una mascarilla facial hidatante, brillas con luz propia desde los aseos hasta la furgo, pequeños placeres de la vida.
Tras pasar cinco días y cuatro noches partimos hacia nuestro segundo destino. Mochila de juguetes, pegatinas, globos y cuentos, todo listo! podemos empezar el viaje.

Segunda parada: MIAMI PLAYA, TARRAGONA

Así como suena, playa Miami. Nada que ver con Miami de Florida salvo en las clases de salsa y los cócteles en la piscina. Cambiamos totalmente de tercio y nos vamos al calorcito y al bullicio de los camping resort.



Tengo que reconocer que la diversión está asegurada, el camping ya se encarga de que quieras quedarte proponiéndote planes para niños de los que no te escapas. Representaciones Disney, mascotas, fiestas de la espuma, parque acuático, chiringuitos por doquier… Lo cierto es que llega a abrumar tanta actividad y tanta atracción. 



Por suerte conseguimos una parcela frente al mar, casi tocando la arena de la playa, un L·U·J·A·Z·O así en mayúsculas. Durante los días que estuvimos aquí aprovechamos para ir a la playa pero sobretodo a las piscinas llenas de juegos y columpios para niños. Luca no quería salir de allí y yo he disfrutado de lo lindo viendo sus risas y carcajadas al tirarse por los toboganes (y yo con él por supuesto). He estado en muchos campings pero en ninguno en el que las duchas parecieran un auténtico SPA, o que pudieras fregar los cacharros con vistas al mar.



Quedarte dormida y despertarte con el rumor de las olas es de mis sensaciones favoritas, si te gusta la playa sabes a lo que me refiero, así que ir con la furgo a pasar la noche a la playa se ha convertido en algo que tenemos “más fácil”.
Algo que comentaba mucho con mi chico eran los recuerdos que me trae ir de camping, yo iba mucho con mis padres a un camping de pequeña, pasábamos el verano entero y los fines de semana en invierno, prácticamente mi niñez y adolescencia entre caravanas, partidas de cartas, juegos en la piscina, paseos en bici y muchas “primeras veces” que no se olvidan. Grandes amistades que, aunque nos vemos poco, siguen estando ahí. El ambiente familiar en el que se comparte casi todo y en el que se siguen dando los buenos días con una sonrisa a pesar de no conocerte de nada es algo que siguen conservando los campings, por eso te sientes como en casa. Sigues viendo pandillas de chicos y chicas pasando el rato juntos en la parcela de alguien alejada del resto de los padres, casi igual que antes salvo en que no teníamos móvil y el pantalón de las chicas no era "tan corto".
Volviendo al tema de estas vacaciones, aunque este camping nos encantó (de hecho nos quedamos un día más), no me quedaría una temporada larga. Como he dicho antes, hay demasiada actividad y programación para todo, y demasiada gente que también hay que decirlo. Notamos a Luca mucho más nervioso, ya no quería jugar tranquilo en la parcela o en la playa, solo quería el bullicio de la piscina. Nada más levantarnos ya me tiraba de la mano para ir tras la música de las clases de zumba, o seguir el griterío de los niños en la piscina. Para unos días está bien, pero en este momento nosotros buscamos otra cosa. Tenemos previstas otras salidas furgoneteras bastante diferentes que ya irás descubriendo en las próximas semanas.

Al igual que hice en el post anterior en el que te conté nuestros días en Andorra (pincha aquí si no lo has leído), voy a hacer una lista con lo que me quedo de todo lo vivido en estos días:

  • El vínculo entre padre e hijo que se refuerza cada vez que pasan más tiempo juntos. Ojalá Samuel pudiera disfrutar tanto de Luca como yo.
  • Los piques al Scrabble en el móvil (te recuerdo que tenemos una a medias amore ;).
  • Ver por enésima vez "Hacia rutas salvajes" pero esta vez en plena montaña mientras diluvia fuera y nuestro hijo duerme.
  • El olor a café recién hecho cada mañana.
  • Descubrir lugares nuevos con mi hijo (creo que esta se repite pero es que es algo tan bonito)
  • Despertarme sin prisas con mis chicos a mi lado, abrir la cremallera de la ventana y respirar aire fresco.
  • Algo tan simple como comer juntos, disfruto cocinando para ellos (incluso he conseguido que Samuel coma garbanzos, todo un logro).
  • Dormir frente al mar, viendo el reflejo de la luna sobre el agua.

Me quedo con ganas de contarte las cosillas prácticas de la vida en furgo como por ejemplo cómo, dónde y qué hacemos de comer para nosotros y el peque, cómo dormimos o cómo elegimos destinos, pero eso merece una entrada bien hecha más adelante. Y atención “spoiler” puede que hasta incluya algún videoblog, pero eso será más adelante.
Hasta aquí mi relato “vacacionero” de este verano, espero que te haya dado alguna idea para futuras vacaciones o escapada de fin de semana. Si quieres algo más de información sobre los sitios en los que hemos estado no dudes en preguntar, estaré encantada de ayudarte.
Me despido hasta la semana que viene si no antes recordarte la frase del Manifiesto Holstee: “perderte te ayudará a encontrarte” así que sal a perderte dónde y con quién quieras, carga la pila, llena los pulmones de aire nuevo y cuando vuelvas, entre obligación y obligación ponte a planear dónde vas a pasar los puentes que se avecinan.

Sigamos disfrutando del camino!
Besos,

Vanesa
septiembre 10, 2018 2 comentarios

Aviso viajantes, esta entrada es de viajes, pero con niños. Prometo contar todo lo bueno y lo no tan bueno de viajar con niños, es algo que para mí es nuevo así que lo voy descubriendo con ilusión y “cautela”, pero sobretodo con mucho humor. Así que si te apetece saber qué hemos hecho estas vacaciones prepara el café que nos vamos!!.




He decidido dividir el viaje en dos entradas ya que han sido dos semanas fuera de casa y dos semanas muy diferentes, así que mejor en dos partes para que no se haga tan largo. Nuestro primer destino, como has visto en el título ha sido Andorra.

No llego a recordar cuando fueron mis últimas vacaciones por la península (bueno supongo que sería durante la universidad ya que no tenía ni un duro, claro está), a mi chico y a mí siempre nos ha llamado la atención viajar fuera de España, aun sabiendo que España es preciosa y con multitud de cosas para ver. Pensamos que mientras éramos solo dos nos iba a resultar más fácil movernos de un sitio a otro y que en un futuro cuando fuera más complicado viajar siempre nos quedaría hacerlo por aquí. Y con esto no quiero decir que con niños no se pueda viajar a otros países, pero que la historia se complica sí que es cierto, supongo que depende de cada uno y de su umbral de “comodidad”.
Así que este año nos hemos quedado en la península pero bien acompañados ya que hemos compartido parte de nuestras vacaciones con mis cuñados. Bueno para ser sinceros son más amigos que familia así que la diversión con ellos está asegurada. Cuando digo mis cuñados me refiero a Jonatan, hermano de mi marido, su mujer Ana (Ana y yo somos amigas de la universidad y fue ella quién me presentó a mi marido hace unos cuantos añitos ya…) y sus dos preciosas hijas. Presentaciones hechas, comenzamos.

Vamos a empezar por el principio, el viaje en coche. Yo vivo en Alicante, para llegar a Andorra hay que recorrer 617 km, que son unas 7 horas más o menos sin contar paradas o imprevistos. Y te preguntarás ¿7 horas metidos en un coche con un niño?, imposible a no ser que lo hagas por la noche y el peque duerma, pero tú no. Nosotros decidimos hacer una parada a medio camino y hacer noche para que los peques estuvieran más a gusto y descansados. Aun así es mucho tiempo para ellos y si no quieres pasar un mal rato te aconsejo que hagas acopio de diversos entretenimientos para ellos. Te hago una lista de lo que me llevé para Luca y me vino de perlas no solo para el trayecto en coche si no para los ratos de aburrimiento:
  1. Libros de pegatinas. Yo compré estos en Amazon (pincha aquí si los quieres ver) y a Luca le encantaron, con mi ayuda eso sí (gracias por la recomendación Laura y Luján).
  2. Sus cuentos favoritos. Esto ya depende de cada niño. Yo me llevé los que Luca pide siempre volver a ver una y otra vez.
  3. Libreta y colores para pintar.
  4. Globos para hinchar y pegar las pegatinas.
  5. Empezamos con la artillería pesada. Gusanitos, yo le suelo comprar a Luca de la marca Smileat, es ecológica y no le añade sal ni cosas raras. Puestos a darle gusanitos prefiero darle estos.
  6. Tablet con sus dibujos favoritos descargados. Este recurso es para cuando ya no me queda otra y del que no me gusta abusar, pero tengo que reconocer que es mano de santo.
Ahora ya depende de la edad de cada niño y de sus preferencias, Luca no tiene aún los dos años y de momento esto es lo que más le gusta.
Y por fin, después de cantes bailes y algún que otro lloro de cansancio llegamos a Andorra!!!




Personalmente tenía muchas ganas de visitarla ya que no he estado nunca y he oído hablar maravillas. Lo primero que nos enamora es su paisaje. Montañas llenas de frondosos árboles verdes y casitas de piedra con techos de pizarra. Ya en los coches mientras llegábamos lo íbamos comentando, el paisaje en Alicante es muy distinto.

Llegamos al hotel ubicado en La Massana, un pueblo a 10 minutos en coche de Andorra la Vella.  El hotel es de lo más encantador, fachada de piedra llena de balcones y grandes ventanales con maceteros de flores. Situado entre montañas las vistas son preciosas, asomarte por tu ventana y que puedas ver montañas verdes hasta que alcanza tu vista ya te hace descansar de inmediato. ¿Sabes esa sensación de coger aire profundo sin darte cuenta mientras cierras los ojos y sin querer se te pone una sonrisita en la boca?, pues eso mismo es lo que sentí nada más abrir la ventana.  


No sólo las vistas desde la habitación son bonitas, el comedor acristalado te hace sentir que estás comiendo por encima de las nubes, y tomarte el café de la mañana en la terraza con el fresquito mientras te da el sol en la cara sin llegar a molestar, es uno de esos momentos en los que se te ponen los pelillos de punta.
Me encantaría visitar este hotel y la zona en invierno, sólo de imaginarme la gran chimenea del comedor encendida mientras ves las montañas nevadas a través de los enormes ventanales, o salir a la terraza con un jersey de lana gordito y una taza de chocolate caliente entre las manos humeando en el ambiente húmedo y fresco… Se me quita la morriña de fin de verano al instante y quiero que llegue el invierno ya!.

El exterior del hotel tampoco se queda atrás, tiene una piscina exterior de agua climatizada rodeada de enormes abetos que ha sido de gran entretenimiento para los peques. Los primos se lo han pasado en grande jugando allí.




Decidimos quedarnos en el hotel a descansar el primer día para ir aclimatándonos, al final nos quedamos otro día más por el mal tiempo. Creo que cuando viajas con niños hay que pensar en que puede que algo no salga como esperas y te tengas que quedar en el hotel, así que cuanto más cómodo sea éste mejor. El día de lluvia lo aprovechamos para descansar, comer bien, dormir siesta y afortunadamente para mí poder leer en un entrono así. Pude cumplir uno de mis propósitos del verano que ya comenté en el post anterior "Los favoritos que no faltan en mi maleta"



En Andorra puedes realizar multitud de actividades, sobretodo al aire libre. Excursiones por la montaña, visitar los pueblos y museos (como el museo de la miniatura en Ordino), subir a las estaciones de esquí (en verano montan atracciones para los peques), ir de compras a Andorra La Vella, etc.  De entre todas las actividades elegimos lo que más nos apetecía en ese momento y lo que podíamos hacer con todos los niños sin tener que cargarlos a cuestas o empujar carritos por senderos pedregosos, estos días son para descansar.
Nos aconsejaron ir a Naturlandia a pasar el día, así que allá que fuimos. En Naturlandia puedes encontrar atracciones para niños y mayores en plena montaña. Nuestra sorpresa fue (a parte de las colas para subir a su atracción principal “el Tobotronc”) que la mayoría de cosas iban dirigidas a niños mayores de tres años, dos se nos quedaban fuera. Así que optamos por hacer el recorrido para ver los animales. Tengo que reconocer que esta clase de parques no me gustan porque no dejan de ser un zoo, no me gusta ver a los animales encerrados por mucho terreno que tengan o lo bien cuidados que estén. 
Si tienes niños que todavía no aguantan mucho tiempo andando o en el carro te aconsejo que lleves una mochila o un cinturón de porteo. A 
Luca no le ha gustado nunca la mochila, se pone muy nervioso, sin embargo ir sentadito en el cinturón le encanta, se relaja tanto que a veces se llega a dormir apoyado en mi hombro.




Paseito y compras por Andorra La Vella. No puede faltar en un viaje a Andorra darte una vueltecita por el centro y comparar precios, eso es así. Es muy entretenido pasear por sus calles llenas de gente y de tiendas. Puedes tomarte algo en alguna cafetería alejada del bullicio y disfrutar de un capuchino y un croissant al más puro aire francés, me refiero a esas cafeterías con terracitas pequeñas pegadas a las cristaleras donde te puedes sentar bajo un toldo resguardándote así de la lluvia, a mí me recordaba a París (con un poco de imaginación y de eso voy sobrada ;). Nos portamos muy bien y sólo compramos lo que teníamos pensado, más alguna que otra cremita que me ha salido a muy buen precio, recordemos que en Andorra te ahorras algo de dinero al no pagar el IVA de los precios en España.  




Como curiosidad te contaré que mi marido y su hermano cumplen años casi el mismo día 15 y 16 de Agosto y casi a la misma hora!! Una casualidad que aprovechamos para darles una sorpresa en  forma de cena en el Hard Rock de Andorra con postre y velas cumpleañeras, fue una velada familiar de lo más divertida. 

Podría compartir la lista que tenía en mente de cosas que hacer en Andorra antes de ir, pero te diré que de esa lista hemos hecho bien poco. Viajar con niños te hace cambiar de planes, no quiere decir que sea malo, solo que es diferente. Podíamos haber ido a Caldea y pasar una mañana hacíendonos masajes en el SPA o haber hecho rutas de montaña a 2000 metros de altitud. Pero ni en Caldea pueden hacer cosas los menores de 3 años y a ver quien es el guapo que levanta a los niños a las 6 de la mañana y carga con almuerzos, comida, agua, ropa de cambio, chaquetas, pañales, carro, mochila y dejo de contar que me estoy agobiando de pensarlo.
En lugar de eso nos hemos llevado momentos únicos en familia como:

  • Desvalijar el desayuno buffet del hotel hasta reventar (reconoce que tú también lo haces).
  • Reir a carcajadas con mi sobrina Sofía hasta no poder más.
  • Descubrir sitios nuevos con Luca y sorprendernos al mismo tiempo de la belleza de las cosas.
  • Contar cuentos en el salón del hotel a los tres peques mientras llueve fuera y ver sus caras de ilusión y sorpresa con cada página.
  • Enseñar a jugar al "pollito inglés" y que nos quede un juego totalmente nuevo.
  • Comprarnos una mascarilla exfoliante y hacer la tarde de belleza de chicas (creo que aún me quedan restos Ana)
  • Cantar cumpleaños feliz, dos veces, y ser testigo de la complicidad de dos hermanos que se adoran.
  • Planear sorpresas a escondidas y que salgan bien.
  • Salir mientras está lloviendo solo para ver el humo que sale de la piscina de agua caliente, y quedarte allí un poco más.
  • Tomarte el aperitivo en la piscina sin nada más que hacer que disfrutar de la conversación.
Estos y muchos momentos son con los que me quedo, por los que merece la pena viajar y desconectar, para volver a conectar con lo importante.

En la siguiente entrada te contaré nuestra siguiente parada, nos despedimos de los cuñados y seguimos nuestro camino esta vez con la California de hotel, (anda mira como la canción de los Eagles) ¿dónde? si me sigues en Instagram ya lo sabrás, si no tendrás que esperar a la semana que viene ;)



CONTINUARÁ...

Besos, 

Vanesa.


septiembre 03, 2018 No comentarios
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¡Hola! Soy Vanesa, una mamá novata de trentaitantos a la que le gusta disfrutar de las pequeñas cosas siguiendo un ritmo slow e intentando llevar mi maternidad con calma. Me chiflan las cosas bonicas, la fotografía, la comida, los planes en familia y andar en furgo recorriendo el mapamundi.


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Adaptado con por Aubrey and me