Cómo poner normas y límites desde la calma.

Escrito por - mayo 06, 2019

Cierra los ojos. Ahora imagina un mundo sin normas. Un mundo en el que cada habitante puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Lógicamente tampoco hay obligaciones, en este mundo lo que prima es hacer lo que te pide el cuerpo sin consecuencias. Puedes coger lo que te apetezca, ir a donde imagines... pero ¡ojo! que los demás tampoco tienen normas, ¿te sentirías seguro en un mundo así? ¿Piensas que nuestra sociedad es así?.




Bienvenidas/os a esta cuarta entrada sobre el Club de la calma. Para saber por donde vamos te recuerdo el índice:
1. Principios Básicos.
2. Cómo cultivar la calma en casa.
3. Actividades que potencian la calma.
4. Normas y límites. 
5. Educación emocional.

Algo que veo imprescindible para mantener la calma en casa es tener establecidas unas normas y definir unos límites.

Las normas y los límites son importantes porque:


  • Con ellas sabemos lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo.
  • Nos dan seguridad. 
  • Favorecen la convivencia y las relaciones con los demás.
  • Aumentan la autoestima al alcanzar objetivos.
  • Los niños aprenden hábitos, rutinas y a cómo comportarse.
  • Nos da autonomía y aprendemos  a autoregularnos ya que conocer las consecuencias de mis         actos me da el control, yo elijo, y eso señoras y señores me da tranquilidad.
  • Desvincula al padre o la madre con la figura "castigadora", como lo dice la norma y es por el bien de todos no tengo que ir improvisando ni sintiéndome "la mala de la película".

Y hablando de tranquilidad quiero dar mi opinión sobre un aspecto del que oigo mucho hablar últimamente, ¿se puede de decir NO a los niños? por dónde empiezo... No solo es necesario decirles que NO si no que es fundamental que aprendan a decirlo ellos también. Una cosa es plantear una conversación o una petición de forma positiva, pero otra muy distinta es prescindir de la palabra NO. Está claro que decir que sí a nivel emocional es más gratificante, complacer a los demás siempre es agradable pero si no ponemos los límites adecuados y dejamos de decir que No por no "traumatizar" o por no ofender al final las que tendremos que ser atendidas seremos nosotras por un ataque de nervios. Es preferible que los niños aprendan que existen los límites y que lo aprendan en casa de manera progresiva, coherente y desde el cariño. La crueldad ya la pone el mundo, que en eso no escatima.
Y en cuanto a enseñarles a decir que no, seguro que piensas que tu hijo o hija en eso es un experto y ojalá así sea por que no imaginas la cantidad de personas (sobretodo mujeres) que acuden a consultas de psicología con ansiedad debido en gran parte a sobrecargarse de trabajo por no saber decir que NO.

Dicho esto, y dejando clara mi postura de disciplina positiva sí, normas y límites también, te voy a contar algunas cosas que he ido aprendiendo desde mi experiencia como psicóloga y trabajando con niños, pero también cosas que como madre me gustaría saber.

Cómo deberían ser las normas y cómo las pondremos:


  • Claras y específicas.
  • Formularlas en positivo: "Se habla bajito" o "se trata bien al compañero" en lugar de "no grites" o "no pegues". Ni que decir tiene que si le estamos diciendo que hable bajito se lo diremos hablando bajito, si se lo decimos gritando pierde todo el sentido. Recordemos que la primera norma es educar con el ejemplo. 
  • Se les explica de manera sencilla el porqué (las primeras veces)
  • Las recordamos a menudo, si es necesario las dejamos escritas en algún sitio bien a la vista o en forma de dibujos si el niño es pequeño.
  • Deben ser fáciles de cumplir.
  • Solo pondremos las normas NECESARIAS. No nos vengamos arriba con las normas que un exceso de control también es malo (nadie dijo que fuera fácil).

Pero, ¿cuándo empiezo a poner normas?

Aquí lo que mejor funciona es el sentido común. Hay familias que no imponen normas de manera formal o escrita y otras que necesitan ponerlas desde bien temprano. Pero como guía podemos ir creando normas en función de la edad del niño, a mí es lo que me parece más coherente a la hora de respetar la evolución del peque.

2 a 4 años: Todo lo relacionado con hábitos y rutinas.

4 a 6 años: Normas de comportamiento y relación con su grupo de iguales. (Más las del tramo anterior).

6 - 12: En esta edad ya saben que sus acciones tienen consecuencias y es el momento de poner normas relacionadas con esos comportamientos o actitudes.

12 - 15: En esta edad llega el momento de negociar las normas y cambiar el chip autoritario para ser más flexibles. Ellos ya son capaces de decidir y aunque hay ciertas normas que son inamovibles debemos dejar que participen en otras decisiones para que se sientan parte y se impliquen más en su cumplimiento.

¡Manos a la obra!

Algunas consideraciones que veo importantes a la hora de poner normas y límites en casa:


  1. Prestar atención a todo lo bueno que tienen nuestros hijos, y sobretodo a todo aquello que hace bien. Lo que no hace tan bien está ahí pero no le vamos a prestar nunca más atención que a lo bueno. Os aseguro que esto es la base de todo y las conductas que más atención reciben son las que se repiten hasta el infinito y más allá.
  2. Siempre que apliquemos una consecuencia a una conducta que se salga del límite hacedlo de manera respetuosa. Siempre estamos siendo ejemplo.
  3. Reconocer el estado de ánimo de nuestros hijos y entenderlos antes de juzgar (no se comportan igual recién levantados de la siesta que el resto del día).
  4. Reconocer nosotros nuestras emociones también. Si tenemos mal día o estamos enfadados es mejor tomar las decisiones sobre las consecuencias de los actos de los niños en otro momento. Que no sea nuestro enfado el que castigue.
  5. Si nos equivocamos y nos pasamos de la raya, pediremos perdón y buscaremos juntos otra solución.
  6. Las normas se deciden entre papá y mamá (si es el caso) y las aplican los dos por igual. Es fundamental estar de acuerdo e ir todos a una.
  7. Ofrecer alternativas siempre que se pueda. Si a nuestro hijo le gusta saltar en el sofá le invitaremos a hacerlo en el suelo. Si está jugando con algo ruidoso y nos molesta le ofreceremos un juego más silencioso. 
  8. Ser muy concreto a la hora de poner normas. Por ejemplo, en lugar de decir: "Debes ser ordenado" decir: "Después de jugar recoger los juguetes". Cuando decimos "ser ordenado" estamos calificando a nuestro hijo, y si no cumple más bien descalificándolo. De lo que se trata es de incentivar buenas conductas y que esas conductas les lleven a mostrar actitudes más positivas en un futuro. Construyamos la casa por los cimientos.
Espero que estas pinceladas te hayan servido de ayuda. Está claro que cualquier pauta que nos den no es la panacea. Tampoco tenemos que estar las 24 horas del día con las normas en la mente, esto se trata de encontrar la calma. Pero si invertimos algo de tiempo en pensar un par de normas básicas para la convivencia y somos constantes en mantenerlas, os aseguro que es algo reforzador a más no poder.

Paciencia y constancia. No hay más. Bueno sí, mucho amor del bueno.

Ante todo mucha calma amigas.

Nos leemos la semana que viene, gracias por estar ahí.

Besos, 

Vanesa.





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