Un sueño hecho viaje, Astoria.
Dicen que a veces los sueños se cumplen. Tranquilidad, no
voy a hablar sobre Paulo Coelho ni de “El secreto” en plan el universo
conspira para cumplir lo que deseas. Pero es que a veces es así.
Desde chiquitita me ha gustado el cine. Nací en 1980, así que me he criado adorando a Spielberg, como no podría ser de otra manera.
Cada tramo de mi infancia ha sido marcada por alguna de sus películas, ya sean
dirigidas o producidas por él. Creer en los extraterrestres por E.T o Encuentros en la
tercera fase. La navidad no sería la misma sin tener los Gremlins de fondo
mientras montamos el árbol. Nadar en el mar y no pensar en Tiburón es casi
imposible en mi caso. Morir de terror al ver una tele encendida sola en medio
de la noche gracias a Poltergueist. Sentir que tienes un corazón aventurero
como Indiana Jones y enamorarte sin remedio de Marty Mc Fly en Regreso al
futuro. Pero sin duda alguna mi gran debilidad: Los Goonies.
Los Goonies marcaron mi infancia. En un mundo donde la
máxima tecnología era un "walkie talkie" ver los Goonies era lo más. Pandilla de
chavales, un tesoro pirata, unos malos italianos, bicis, persecuciones,
aventuras, todos los ingredientes para dejarte enganchada toda tu niñez. Todo
eso y una cosa más, el ambiente cálido y hogareño de los escenarios. Ese
pueblito costero que te lo puedes recorrer en bici, esas casas de madera en
medio de árboles enormes, y esa playa infinita llena de rocas y acantilados, me
encantaba ese sitio.
Años más tarde me enteré de que ese sitio existía de verdad
que estaba en Oregón y que se llama Astoria. Y no sólo eso, la casa de los Walsh seguía en pie!, bueno la casa y casi todo el escenario de la peli. De hecho era
y es un sitio de peregrinación de los fans de la película. Bueno, bueno, bueno… Pero, que va! Cómo voy a ir yo hasta
Oregon para ver una casa y un pueblo! Vete quitando esa idea de la cabeza y
pongamos los pies en la tierra.
Siguieron pasando los años, y llegado el momento de
organizar el viaje de unas vacaciones se me encendió la bombilla. Teníamos
organizada una ruta en coche por la costa Oeste de Estados Unidos. Un viaje en
el que íbamos a recorrer la costa de California y… un momento, Oregon colinda
con el Norte de California, ups! Casualidad o no nos pusimos a ver vuelos y
cuadrar fechas para poder visitar Astoria. No sé si lo he dicho pero mi marido
es más fan que yo de los Goonies y
tengo archivos que lo demuestran, pero será mejor no mostrarlos no me
vaya a costar un disgusto conyugal.
Así que sin haberlo planeado adrede me ví subida en un avión
cuya primera parada me iba a llevar a Astoria!! Sí señores, iba a cumplir uno
de mis sueños de niña y eso merece la primera entrada sobre viajes de este
blog. No conozco a nadie más que haya estado allí así que creo que puede
resultar curioso llevarte de paseo hasta los muelles de Goon.
Astoria es un pueblo precioso. De esos donde no hay
edificios altos, la gente es amable y se respira tanquilidad. Sólo llegar ya es
bonito, tienes que atravesar carreteras estrechas entre bosques verdes con árboles
gigantes, o pasar por majestuosos puentes sin poder evitar recordar escenas de otras películas. Disfrutar del viaje y no sólo del destino es uno de mis lemas, así
que verme en un coche con mi chico y recorriendo parajes así fue algo inolvidable.
Nos alojamos en el Hotel Commodore. Queríamos algo céntrico para poder disfrutar
a tope nuestra estancia y poder ir a pie a todos los sitios que teníamos
pensado visitar.
No esperábamos que el hotel iba a tener tanto encanto. Situado
junto a los muelles el hotel Commodore olía a hogar, no sé como describirlo
pero esa fue la sensación que me dio al entrar. Además la cafetería no podía
gustarme más, seguimos sumando puntos. Estaba deseando pedir un desayuno con
tortitas y sirope de caramelo, "donde vayas haz lo que veas", no?.
A pesar del cansancio por el vuelo y luego el camino en
coche hasta llegar a Astoria, soltamos las maletas y sin cambiarnos ni
descansar nos echamos a la calle.
Menuda experiencia me esperaba y yo que soy una persona muy emotiva y sentimental no podía dejar de llorar al sentir que estaba allí. Era como si le hubiera abierto una puerta a mi niña interior y la dejara disfrutar de ese viaje, para ella solita.
Menuda experiencia me esperaba y yo que soy una persona muy emotiva y sentimental no podía dejar de llorar al sentir que estaba allí. Era como si le hubiera abierto una puerta a mi niña interior y la dejara disfrutar de ese viaje, para ella solita.
Edificios como la cárcel (reconvertida en un museo de la
película y de otras que también se rodaron en el pueblo), la bolera, el museo de historia y como no, la casa
del protagonista. No pudimos evitar hacernos la típica foto frente a la casa, a
pesar de que el actual dueño no nos pusiera muy buena cara. Un dato curioso, fuimos en agosto de
2015, justo en ese año se celebraba el 30 aniversario del estreno de la peli
con lo que las visitas a esa casa fueron muy numerosas. Un goteo incesante de
curiosos haciéndose fotos en la puerta de tu casa o incluso, los más
maleducados, tocando al timbre haciendo el “supermeneo”. Normal que los
actuales inquilinos unos días después de nuestra visita decidieran tapar la
fachada por estar hasta las narices!
Otro de los emplazamientos emblemáticos de la peli nos llevó
hasta Cannon Beach. Es la playa que sale en la peli y que no está en Astoria si
no a 40 minutos en coche, con lo que eso de ir en bici tal y como lo hacen los
goonies no es del todo cierto.
Esa costa es un espectáculo natural, estoy acostumbrada a ver playas, vivo muy cerca del mar, pero esas playas del pacífico son otra historia. Cannon Beach forma parte de una reserva natural, puedes pasear por sus bosques frente al mar, ver a los surfistas sobre las olas o darte una vuelta por en centro del pueblo comer y disfrutar viendo las casas preciosas que hay frente al océano.
Esa costa es un espectáculo natural, estoy acostumbrada a ver playas, vivo muy cerca del mar, pero esas playas del pacífico son otra historia. Cannon Beach forma parte de una reserva natural, puedes pasear por sus bosques frente al mar, ver a los surfistas sobre las olas o darte una vuelta por en centro del pueblo comer y disfrutar viendo las casas preciosas que hay frente al océano.
Resumiendo, para mí uno de los lugares más especiales que
he visitado, ya no por su rareza o su belleza (habrá miles de sitios más
peculiares que este) pero, cuando eres niño todo lo ves de manera diferente. Todo lo
vives con más ilusión y lo disfrutas con los 5 sentidos y este viaje no lo hice
yo, si no mi niña interior enamorada de las pelis de Spielberg.
Te animo a que hagas algo por tu niña o tu niño interior, no
tiene por qué ser un viaje, intenta recordar algo que te apasionaba pero no
tuviste la oportunidad de hacer o simplemente echas de menos. Con el paso de los años olvidamos cómo disfrutar de las experiencias a tope. Cuando eres niño simplemente estás aquí y ahora, no piensas en que tienes que terminar pronto para hacer la cena o tender la lavadora, por eso conseguíamos disfrutar más y hacer que el tiempo se parase. Los veranos eran eternos y una tarde en la piscina duraba una eternidad.
Así que párate, despreocúpate y sólo disfruta!!
Y recuerda "Los Goonies nunca dicen muerto"
Besos,
Vanesa
Así que párate, despreocúpate y sólo disfruta!!
Y recuerda "Los Goonies nunca dicen muerto"
Besos,
Vanesa
2 comentarios
Gracias por este increíble viaje a la infancia y a los sueños del no límite Vanesa. Ganas de aventura y de hacerlo realidad. Mágico. Deseo que cumplas muchos sueños más. Besos a ti también y un abrazo enorme!
ResponderEliminarAriadna.
Gracias por venirte de viaje por unos minutos conmigo. Hay que creer un poquito en la magia porque a veces, los sueños se cumplen. Un abrazo enorme Ariadna.
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