- La maternidad solo suma -, pues a mí no me salen las cuentas.

Escrito por - julio 30, 2018

Arriesgado, lo sé. Por lo visto en esto de la maternidad todo lo que se salga de lo políticamente correcto es tachado de herejía, pero aun así me arriesgo, voy a contar mi manera de vivir la maternidad. Al fin y al cabo este blog va de eso, de contar mi visión de las cosas. ¿Cómo no voy a hablar de lo que hasta ahora ha sido lo más importante que me ha pasado?. Ojalá alguien me hubiera contado a mí algo así, por lo menos hubiera estado preparada, aunque pensándolo bien, quizás sí me lo contaron pero no escuché, preferí quedarme con lo bueno, con lo que "suma".


Foto: @raulbarrero


27/10/2016

Son las 5 de la madrugada, llevo ya casi 24 horas sin dormir y sintiendo dolor.

Siento que no puedo más, noto el cuerpo entumecido y aún así siento dolor, creo que se ha quedado en mi mente y no puedo dejar de sentirlo. Decido que me dejo llevar y que hagan lo que tengan que hacer pero yo, yo no puedo más. De fondo oigo a mi marido "vamos, lo estás haciendo muy bien". Otras voces me gritan "empuja, empuja que ya está la cabeza!". Transcurre un tiempo que para mí es indefinido, cuando vives algo tan intenso tu cerebro te juega malas pasadas y no consigue grabarlo con claridad. Oigo llorar a un bebé y siento alivio, alivio físico y emocional, lo primero que pienso: "ya está..." me lo acercan a la cara unos segundos, estoy nerviosa por conocer a la persona más importante de mi vida y deseosa de sentir ese flechazo de amor maternal pero... nada, no siento nada. Veo a mi marido cogerlo en brazos y llorar de emoción sin dejar de repetir lo bonito que es. Mientras, yo tumbada, exhausta y vacía, con una voz en mi cabeza que me grita CULPABLE.

Llego a la habitación y es hora de dar el pecho, duele, no sé como hacerlo, qué digo, no sé ni como cogerlo en brazos. Empiezan mis nervios, lo volvemos a intentar pero no es nada fácil, mi bebé empieza a ponerse nervioso también y comienza a llorar, supongo que le estoy transmitiendo mi ansiedad, mejor lo dejamos para más adelante.
La anestesia comienza a desaparecer y yo a encontrarme peor, quiero dormir pero no puedo, en realidad no puedo dejar de mirar a ese bebé, no puedo creer que sea mío. "Vanesa tienes que seguir intentando que se coja al pecho", me repiten las matronas y yo con más miedo que otra cosa lo vuelvo a intentar. Duele cada vez más y mi pequeño no consigue engancharse ni a la fuerza. Rompo a llorar mientras pienso: no sirvo, no puedo, no voy a poder, la lactancia materna es lo mejor para él y ni eso voy a darle... otra vez CULPABLE.
Mejor intento descansar y tranquilizarme, parece que todo ese instinto que debería aflorar y me debería guiar diciéndome lo que tengo que hacer no ha aparecido todavía y mis nervios no ayudan. De repente me despierto, no sé ni que hora es, me giro sobre mí misma y los veo a ellos, a mi marido y a mi hijo juntos, debería ser un momento emotivo para mí pero empiezo a tener ansiedad, siento que no voy a poder, esto me supera, no quiero verlo, necesito salir de aquí. Debería estar feliz porque todo ha salido bien, mi hijo tan deseado y buscado durante tanto tiempo está aquí y está bien, pero yo no me siento feliz, me siento CULPABLE.


⤎⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⠂⤏

Esto es sólo un ejemplo de cómo me sentí durante esos días. Mi primer contacto con la maternidad no fue lo que se dice idílico. Ahora sé que es normal, que todas las emociones son normales y un cambio tan brutal necesita su tiempo de asimilación, creo que "brutal" es la palabra exacta por que dar a luz es lo más brutal que he podido experimentar en mi vida. Yo ya sabía que algo así podría pasarme, lo he leído y hasta estudiado pero no piensas que te puede pasar a ti. Obvias las estadísticas y te quedas con la información que te llega que suele ser de madres perfectas y felices dando de mamar a sus hijos con una gran sonrisa en sus casas perfectamente limpias y ordenadas, y claro, luego te ves a ti y piensas: ¿dónde está el truco?, ¿Por qué me están enseñando algo que no es real?.


Los días que vinieron después de dar a luz tampoco fueron mucho mejor, repito, en mi caso. Aunque cada vez me encontraba mejor con mi bebé y la lactancia se fue normalizando yo seguía sintiendo que no era yo, me había transformado en alguien que no me gustaba. Me pasé 9 meses preparándome para el parto haciendo ejercicios, yoga, respiraciones y estiramientos pero me dejé el después en el tintero. Al fin y al cabo el parto es un rato malo, pero un hijo... es para toda la vida. Mi cóctel de hormonas y mis expectativas de cómo iba a ser la maternidad bailaban constantemente en mi cabeza, y ¿sabes cual era el sentimiento resultante? exacto, la CULPABILIDAD. Pensaba que mi hijo no se alimentaba bien por mi culpa, la casa era un desastre por mi culpa, no dormíamos bien por mi culpa, y así un largo etcétera. Pero ¿por qué?  si en la maternidad "todo suma" ¿no?, pues no amigas, no siempre suma.
Echo la vista atrás y pienso, no es para tanto solo necesitaba un poco de tranquilidad y sentido común. Ahora lo veo y podría enumerar las cosas que me han ayudado a sacar un poco la cabeza y disfrutar de este regalo tan bonito como es mi pequeño Luca. Si pudiera hablar con mi yo del pasado le diría unas cuantas cosas y algunos consejos que me gustaría compartir:

1. Para empezar, tranquila, date tiempo para ajustarte a la nueva situación. No pretendas ser una experta sin haber hecho el rodaje, te aseguro que sabrás hacerlo y si no sabes algo, pregunta.

2. Busca ayuda, no tengas reparo en llamar a alguien para que puedas ducharte o simplemente salir al balcón a respirar. Te aseguro que las abuelas lo están deseando. Y sobretodo acepta la que te ofrecen, no vayas de superwoman que eso no existe, lo que no puedas hacer hoy se hará mañana. Pide que te hagan calditos, qué digo! que te llenen el congelador!! te van a venir muy bien.

3. Ponte guapa y sal a la calle. Por favor sal a la calle!! cualquier cosa que le pueda pasar a Luca también se puede solucionar fuera, así que pintarte los labios y coger el carrito es tu mejor opción te lo aseguro.

4. Llama a tus amigas mamás. Ellas lo han pasado ya y lo tienen reciente, ellas te van a entender y tú necesitas desahogarte así que sin reparos, llámalas a la hora que sea y el tiempo que necesites.

5. Aprovecha este parón y disfrútalo. Llevas años quejándote de que te gustaría pasar más tiempo en casa así que enchufa el Netflix, te va a dar tiempo a ver todas las temporadas de las chicas Gilmore y más de una película, la lactancia es lo que tiene: horas de sofá y manta.

6. Deja de compararte. Compararte con las demás y no precisamente de manera positiva es lo que te lleva a sentirte siempre culpable. Sé crítica y permítete ser normal.

7. Por último y lo más importante. ¿Te acuerdas cuando en el hospital no podías dejar de mirar a ese bebé? pues no dejes de hacerlo nunca, el tiempo pasa muy rápido y él crecerá más rápido aun. Todos esos miedos y preocupaciones pasarán poco a poco al mismo ritmo que crecerá tu amor por él. No te sientas culpable por no haber sentido ese "flechazo", simplemente no estabas preparada para sentir tanto amor de golpe, lo vuestro se va a cocer a fuego lento y sin límite de tiempo.

Foto: @raulbarrero

Transcurridos casi dos años del puerperio (el nombre en sí ya se las trae) y con mi vida más o menos reestructurada pienso en todas esas imágenes de familias perfectas y sonrientes las 24 horas, con sus casas pulcramente limpias y ordenadas dando el mensaje de que "la maternidad solo suma", y ¿sabes qué? que me entra mucha risa, porque la maternidad no sólo suma, también resta, multiplica y hasta hace ecuaciones de segundo grado. A mí lo que me vale es el resultado, que después de tanta operación y por arte de magia siempre es positivo, o como dirían las abuelas: "al final, todo compensa hija".

Besos 
Vanesa.






You May Also Like

4 comentarios

  1. Me ha encantado tanto... me has emocionado tanto que me has hecho llorar. Sabes que mi primera experiencia fue muy parecida a la tuya...y sí, brutal es la palabra, aunque yo lo definí como salvaje y animal. Gracias por este nuevo post❤️

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra muchísimo leer esto. Tú fuiste una de esas amigas que me salvó de esos días de ansiedad y desesperación, gracias por tus "tranquila que esto se pasará", por tus llamadas atentas y por preocuparte de que a Luca no le faltara ropa en varias temporadas. Te quiero amore!

      Eliminar
  2. Que de sentimientos... un corazón abierto. Gracias! Gracias por compartir tus vivencias, cada uno tiene las suyas pero seguro que en algunas coincidimos unas con otras. Gracias por ser valiente y regalar un trocito de ti...y sabes? ERES, FUISTE Y SERÁS UNA GRAN MAMÁ!♡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por leerlo, todas somos unas grandes mamás, lo primero es creerlo nosotras mismas. Un besado bonita!

      Eliminar